El actual delegado del primer equipo ingresó en el club el 6 de julio de 1981
*En 2003, con la desaparición de algunos equipos de categorías inferiores, inició un periplo de cinco años en una empresa privada relacionada con el fútbol
“El fútbol es todo para mí y disfruto mucho con esta profesión”. Esta afirmación podría extrapolarse a cualquier futbolista, pero adquiere aún una mayor importancia si se trata de una persona totalmente ajena a la práctica del fútbol. Veinticinco años al servicio del Real Oviedo avalan a José Manuel Fernández Silva, actual delegado del primer equipo, como una de las voces autorizadas para hablar de la evolución de la entidad carbayona.
Su sentimiento oviedista le hizo ingresar muy joven en el club. El 6 de julio de 1981, con apenas 18 años recién cumplidos, Silva decidió aprovechar su tiempo libre para colaborar de manera desinteresada con el Real Oviedo. Hoy, tres décadas después, aún mantiene vivos unos recuerdos que le acompañan cada día. “Para mi fue una alegría enorme pasar a formar parte del Real Oviedo. Soy de este club desde pequeño y colaborar en él para poner mi grano de arena e intentar que le fueran mejor las cosas es algo de lo que estoy muy satisfecho”, recuerda un nostálgico Silva, que no duda en añadir que “me incorporé como delegado, pero no para un equipo en especial porque en aquellos años íbamos cambiando cada fin de semana. Eso si había partidos porque de lo contrario ayudábamos en otras cosas, como en la taquilla”.
Apenas dos meses después de su llegada al Real Oviedo, su predisposición y su carácter amable y afable llamaron la atención de Roberto, por aquel año entrenador del segundo equipo alevín, que le llevó como delegado a un partido entre el Narcea y el Real Oviedo B que se iba a disputar en el campo de El Reguerón. Causalidades de la vida o no, Silva comenzó a labrar su carrera desde alevines, la menor categoría del fútbol campo, hasta actualmente ocupar el cargo de delegado del primer equipo en Segunda B. ¿El resultado de mi primer partido? “Claro que lo recuerdo. Ganamos 0-1” responde con una rapidez y asombrosa contundencia que deja clara su buena memoria a la hora de recordar sus algo más de 1.600 compromisos como delegado azul.
Un cuarto de siglo ligado al mundo del fútbol dan para mucho. Tantas horas en entrenamientos y en partidos ayudan a fraguar amistades que con el paso del tiempo aún perduran. Silva asiente con la cabeza esta afirmación y reconoce que “lo positivo del mundo del fútbol es la cantidad de gente que conoces y de la que guardas un grato recuerdo. El fútbol es muy injusto porque dependes de los resultados, pero las personas están por encima de todo. Al menos esa es mi forma de pensar”. Buena prueba de ello es que aún mantiene reuniones con jugadores de otras épocas. “Es una forma de estar en contacto después de muchos años porque la vida lleva a cada uno para un lado y es difícil que nos volvamos a encontrar. A algunos, como Paco, Luis Manuel o José, el de Riosa, los veo más a menudo, y tengo una relación más fluida”, dice el hoy homenajeado.
No sólo se granjeó el cariño de los jugadores, que ven al delegado como un nexo de unión con el cuerpo técnico, sino que con los componentes de éste último estamento también tiene una sintonía especial. “Nunca he tenido un problema con un entrenador porque siempre he tratado de adaptarme a su forma de entender el fútbol. El día a día te ayuda a conocer a las personas y a saber lo que quieren y lo que no”, advierte Silva, que también añade que “si tuviera que quedarme con uno sería con Quique Marigil. Coincidí con él en alevines y en juveniles, categoría ésta última en la que teníamos muchos desplazamientos y ello ayudó a que mantuviéramos muchas conversaciones de fútbol. Le considero un amigo, un buen amigo”, señala.
Entre sus funciones los días de partidos se encuentran el mantener una buena relación con el estamento arbitral y ser la persona que esté en contacto con el equipo rival para solucionar cualquier necesidad o imprevisto. “La experiencia te ayuda a hacer las cosas ya prácticamente por costumbre. El trato con los árbitros y los rivales es siempre bueno. El fútbol se juega dentro del terreno de juego y fuera de él tenemos que ayudarnos entre todos”, comenta Silva, que en 25 años únicamente fue expulsado en dos ocasiones, ambas en categoría profesional. La primera fue ante el Lugo en juveniles y la segunda, la pasada temporada ante la Cultural Leonesa en el Carlos Tartiere. “La verdad es que son cosas que pasan. No es que sean de mi agrado, pero si los árbitros me expulsaron sería por algo…”, comenta en un alarde de sinceridad propio de una persona amante de la deportividad y del buen comportamiento.
El descenso del Real Oviedo a Tercera División en el año 2003 también influyó en él. La desaparición de muchos equipos de categorías inferiores le obligaron a buscar su futuro lejos del club y Silva inició una aventura de cinco temporadas en una empresa privada relacionada con el mundo del fútbol. “No es que haya sido una mala experiencia, sino que con el paso del tiempo surgió la posibilidad de regresar al Real Oviedo y no lo dudé”, asegura Silva, que en el verano de 2008 se hizo cargo de la secretaria de las categorías inferiores. “Es un trabajo que ya había desempeñado en mi etapa anterior y que consiste fundamentalmente en estar supervisando el trabajo burocrático del filial para abajo, bien en horarios, tema de fichas, coordinar los delegados y demás”, comenta.
Su ingreso en la primera plantilla se produjo con la temporada 2009/10 ya empezada. “El anterior delegado del equipo, Juan Carlos, se vio obligado a dejar el puesto por cuestiones personales y el club me ofreció sustituirle. Nunca había ocupado ese puesto en Segunda B porque con el filial ascendí en otras ocasiones, pero al año siguiente me relegaban a categorías inferiores. Estoy ante un reto muy importante”, advierte Silva.
No quiere despedirse sin antes recordar alguna de sus anécdotas en estos 25 años. “Podría enumerar muchas, pero lo más extraño que me pasó fue hace dos años cuando se nos pinchó una rueda del avión al despegar en Madrid. Al menos eso fue lo que informó la tripulación”, comenta entre risas Silva. Un delegado que hoy cumple un cuarto de siglo en el Real Oviedo. Qué cumplas muchos más.