Aún estamos en la tercera jornada y hay tiempo para evitar que lo anecdótico se convierta en norma. Gastón Pezzuti es un portero de calidad más que contrastada, con sus múltiples participaciones en la Primera División argentina, su Campeonato del Mundo sub 17 y, en general, una trayectoria dilatada en equipos punteros. No es preciso que sea examinado cada jornada para reconocer su valía. Y mucho menos si ese examen consiste en un lanzamiento desde el punto de penalti, pues lo examinado es en ese caso mucho más que los reflejos de Gastón: las afecciones cardíacas de los aficionados.
Por la salud de la afición y por evitar que en tanto examen pueda llegar algún “cate”, lo conveniente es que el juego se desarrolle dentro del marco habitual, sin decisiones claramente absurdas que en una ocasión pueden tener pase, pero cuya reiteración es cuando menos chocante.
El domingo 3 de septiembre, en el Carlos Tartiere, vimos cómo el árbitro del encuentro se sacaba de la manga un penalti de Gastón, cuando claramente se llevó el balón sin derribar al delantero. El propio técnico visitante reconoció en la sala de prensa que no había existido tal falta. Sólo el colegiado lo apreció. Afortunadamente, nuestro meta demostró su maestría y atajó el lanzamiento.
En la tarde de ayer, en el Estadio de la Ruta de la Plata, en Zamora, otro árbitro cayó en el mismo error, señalando ante el asombro generalizado como penalti una caída de un jugador zamorano, sin intervención de jugador azul alguno. Así lo reconoció en la sala de prensa el jugador local Quini. No contento con eso, el señor Pérez Vidarte mandó a la caseta antes de tiempo a Ricardo por doble amonestación. Llovía, y mucho, sobre mojado. Nuevamente Gastón sirvió de paraguas.
Posiblemente se trate de puras casualidades. Quizás se deba al ansia por ver en persona la destreza de Gastón ante el penalti. O simplemente que quien debe juzgar lo que acontece en el césped no está a la altura. Cualquier cosa puede ser, pero sea lo que sea, hay que poner remedio cuanto antes. Por ejemplo, en la cuarta jornada y siguientes.
¿Por qué es tan fácil para los árbitros pitar al Real Oviedo? ¿Quieren demostrar algo a costa del club histórico y “con nombre”? Hay muchas preguntas y múltiples respuestas, pero una cosa debe quedar clara: el Real Oviedo no puede aceptar ser campo de pruebas de nadie ni servir de saco de boxeo para principiantes e incapaces.
Alineaciones:
Zamora C.F: José Luis, Toni (T.A. 40’), Duque (T.A. 53’), Otero, Sergio Lomba, Juanlu (T.A. 72’), Ramires (T.A. 42’), Aitor Sanz, Quini (Manolo Bueno 77’), Rubén Cuesta (Iker 75’) y David Pérez (Jonay 87’).
Banquillo: Jonay, Aznar (P.S.), Durán, Iker y Manolo Bueno.
Entrenador: Miguel A. Álvarez Tomé.
Real Oviedo: Gastón, Ricardo (T.A. 24’ y 57’; T.R. 57’), Sergio Sánchez, Fede Bahón, Pablo López (T.A. 29’), Pepín (Labrado 65’), Jacobo, Nico Rotundo (Jon Carrera 46’), Michu (T.A. 57’), Raúl Castillo (Miguel 58’) y Nacho García.
Banquillo: Labrado, Iván (P.S.), Miguel, Jon Carrera (T.A. 83’) y Servando.
Entrenador: Toño Velázquez.
Árbitro: Pérez Vidarte, del Colegio Extremeño.
Goles:
1-0. Minuto 23. Aitor Sanz.
No se esperaba un aguacero tan impresionante como el que cayó sobre Zamora en la tarde de ayer. Mediada la primera parte del partido entre Zamora C.F. y Real Oviedo, una intensa y fuerte lluvia comenzó a caer en Zamora. El estado del terreno de juego se fue tornando impracticable minuto a minuto, hasta hacer prácticamente imposible rasear el balón en toda la segunda parte y bastantes minutos de la primera.
Aunque el dominio en el juego en la primera mitad correspondió al Zamora, el Real Oviedo intentó jugar sus bazas desde el principio, pero no hubo acierto en la finalización de las jugadas.
Si bien el Real Oviedo creó algo de peligro, especialmente en acciones de Nacho García (min. 5) y Michu (min. 8), fuel el Zamora quien llegó con claridad a la puerta contraria. Juanlu remató de cabeza alto un centro de David Pérez desde la izquierda y poco después, en el 13, Gastón acertó en su salida ante Ramires, que se quedó solo ante él dentro del área.
En el 23 llegó el gol. Tras dos lanzamientos desde la frontal rechazados por la defensa, el tercero, de Aitor Sanz, encontró el camino del gol, sin que la zaga azul pudiese evitarlo.
Pero la jugada que desquició al Real Oviedo llegó en el 32, al señalar el árbitro penalti sobre Quini en una jugada clarísima. Incomprensible.
Sin embargo, como siete días antes, apareció Gastón para detener la pena máxima, enrabietando al equipo y metiéndolo en el partido nuevamente. Un minuto después, en una contra, Pepín no llegó a rematar de cabeza en el área por muy poco.
Y a punto de llegar al final de la primera parte, Raúl Castillo, sólo ante el meta zamorano, José Luis, remató de cabeza algo desviado, desaprovechando una nueva oportunidad.
En la segunda mitad fue imposible dar dos pases seguidos, si es que se podía llegar a dar uno. Y por si todo estaba poco en contra, Ricardo vio su segunda amarilla en el minuto 57, aparentemente por alguna frase desafortunada hacia un contrario en una disputa por el balón. Perdiendo, con el terreno desastroso y uno menos, parecía todo perdido. Pero el equipo supo sufrir e irse arriba, creando ocasiones para llegar a puerta pero sin buena finalización.
La oportunidad de gol más clara fue para Nacho García, que tras recibir un pase en profundidad de Michu se plantó ante José Luis. Su lanzamiento, colocado, lo desvió el meta zamorano con la punta del pie, abortando la mejor ocasión azul.
Y con el partido a punto de concluir, un lanzamiento cruzado de Jacobo desde la izquierda salió lamiendo el poste de la meta local. No hubo tiempo ya ni para sacar. Ni, desgraciadamente, para arañar un punto en el Ruta de la Plata.