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El momento estelar del Real Oviedo, por Pedro Zuazua

El escritor austriaco Stefan Zweig tiene un libro maravilloso que se llama Momentos estelares de la humanidad. En él, cuenta 14 minia...

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El escritor austriaco Stefan Zweig tiene un libro maravilloso que se llama Momentos estelares de la humanidad. En él, cuenta 14 miniaturas históricas. ¿Qué es una miniatura histórica? Un momento que, en su día, pasó desapercibido, pero que cambió el curso de la historia. Así, una pequeña puerta que alguien olvidó cerrar permitió, por ejemplo, la caída de Bizancio, y una infracción de la ley permitió a Núñez de Balboa ser el primer occidental en ver el océano Pacífico. Casi nada.

 

El Real Oviedo tuvo su momento estelar hace muchos años pero, como toda miniatura histórica, pasó desapercibida. De hecho, el momento estelar del Real Oviedo se comenzó a gestar en 1987, cuando la Unión Europea decidió apostar por un programa de intercambio de estudiantes universitarios al que se dio el nombre de Erasmus. Algunos años después, un chico inglés, de nombre Sid Lowe, recalaría con una de esas becas en la ciudad de Oviedo. La casualidad quiso que el equipo de fútbol de esa ciudad viviera una de sus mejores épocas. En Primera División, con grandes jugadores y poniendo en aprietos a los grandes cuando pasaban por el Carlos Tartiere. Sid, amante del fútbol, se enamoró de aquel equipo pequeño, que jugaba de azul y blanco, y cuya hinchada apretaba hasta la extenuación en cada partido.

 

Los cursos, como todo en esta vida, se acaban, y aquel año académico no iba a ser menos. La vida llevó a Sid a ser uno de los mejores periodistas deportivos del mundo –corresponsal de The Guardian y colaborador de los principales medios españoles- y uno de los que más tirón tiene en las redes sociales. Sid no dejó de seguir al Real Oviedo. Cada vez que podía se acercaba a ver su equipo español, y siempre que podía lanzaba un mensaje de ánimo para el equipo a sus decenas de miles de seguidores.

 

En 2012, el Real Oviedo se vio, por enésima vez, entre la espada y la pared. El club necesita cerca de 2 millones de euros para evitar la desaparición inmediata. Con un  Consejo de Administración formado por seguidores, el Real Oviedo comienza a perfilar la ampliación de capital que debería asegurar su futuro. Se sientan las bases, se logran acuerdos con bancos para que ofrezcan créditos en condiciones ventajosas y se pone en marcha la maquinaria.

 

Sin embargo, las perspectivas no son todo lo positivas que podría esperarse. La crisis económica, el mal momento del club y los años anteriores, ejemplo de mala gestión, hacen aflorar las dudas entre la masa social. Y en esto aparece, de nuevo, Sid Lowe que se pone a colaborar con la entidad y le da a la ampliación de capital un carácter internacional que nadie esperaba. Y de repente, empiezan a aparecer accionistas de todos los rincones del mundo: Nueva Zelanda, Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Malasia, Tailandia, Ghana, México… La mayor parte de ellos no tiene nada que ver con el Real Oviedo, pero han entendido el alma de este club: un club castigado hasta el límite por la mala suerte, un club que no se quiere rendir, un club que quiere ser la punta de lanza de la lucha contra el fútbol moderno.

 

En un día, más de 1.500 personas compran a través de Internet acciones del Real Oviedo. Más de 40.000 euros recaudados para salvar un sentimiento, una forma de entender la vida. El Real Oviedo estará en deuda eternamente con esa gente que supo entender de qué iba todo esto. Con esa gente que, a miles de kilómetros del Carlos Tartiere, no necesitaron más que oír una llamada de auxilio para acudir al rescate de un club histórico.

 

Mientras tanto, en las oficinas del Real Oviedo, un chico se acercaba a comprar acciones. Cuando le pusieron el formulario delante, para que lo rellenara, con algo de vergüenza, dijo: “Le importaría rellenármelo, no sé leer ni escribir. Lo único que tengo son estos 80 euros, pero el Real Oviedo es mi vida y no quiero que desaparezca”. Ese hombre, sin saberlo, también estaba formando parte de un momento estelar de la historia del Real Oviedo, un momento estelar liderado por un inglés, llamado Sid Lowe, al que en Oviedo ya se le conoce como Sir Lowe.