El fútbol actual, en el que prima el dinero y la ambición, también tiene un hueco para la honradez y el señorío. Eso es lo que ha demostrado Iván Candela, jugador que llegó la pasada temporada al Real Oviedo.
Iván, un profesional ejemplar y un gran compañero, no tuvo suerte con las lesiones, que le impidieron tener la regularidad necesaria para hacerse con un puesto en las alineaciones. El inicio de la actual pretemporada representaba una nueva oportunidad para él, pero las lesiones volvieron a hacer su aparición. A pesar de los contratiempos, él seguía siendo de los primeros en llegar cada mañana a El Requexón, iba siempre de los primeros en los ejercicios físicos y apuntalaba el grupo humano que todo equipo ha de formar.
Fue el propio Iván el que se dirigió, primero a Félix Sarriugarte y luego al Consejo de Administración, para comentarles que entendía que su situación no era la ideal para el club, que sabía que las lesiones no le iban a permitir rendir al nivel que exige la categoría y que no estaba dispuesto a suponer una carga ni económica ni deportiva para la entidad. Un gesto tan extraño en estos tiempos como elogiable.
El Real Oviedo entiende que personas como Iván son las que hacen grande a una entidad. Su honestidad y el señorío son valores que siempre tienen que estar presentes en el club y por ello el Consejo de Administración, a propuesta de los técnicos de la entidad, que entienden que Iván puede aportar muchas cosas positivas al club en varios aspectos, ha decidido que se incorpore al staff técnico.
En los próximos días informaremos a nuestros socios de las funciones que llevará a cabo Iván, pero de momento queremos agradecerle que nos haya demostrado que todavía queda esperanza para los que pensamos que en el mundo del fútbol sigue habiendo señores.
El gesto de Iván es un ejemplo para todos. Desde el Real Oviedo estamos seguros de que, por su formación, personalidad y manera de ser, su incorporación al cuadro técnico será muy positiva para el equipo. Esta es la gente que queremos con nosotros.
