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Tercer partido en Manresa, primer encuentro oficial

Hace más de sesenta años el Real Oviedo jugó dos amistosos en dicha localidad barcelonesa

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Si bien el partido de la Copa del Rey entre el Manresa y el Real Oviedo es inédito en el ámbito de los enfrentamientos de carácter oficial, será la tercera vez que nuestro equipo dispute un encuentro en dicha localidad barcelonesa. Y es que en los años cincuenta del pasado siglo, el Real Oviedo aprovechó hasta dos veces sus desplazamientos a Cataluña, con motivo de jugar partidos de Liga, para enfrentarse al conjunto manresano.

Eran años en los que todavía recorrer semejantes distancias obligaba a viajar por etapas e incluso en ocasiones a tener que pernoctar durante el trayecto. Por ello no resultaba infrecuente que, una vez en el destino o en algún punto del recorrido, se organizase algún partido en lugares cercanos donde no había muchas posibilidades de ver en acción a equipos de categorías superiores, mientras que a estos les permitía obtener algún ingreso económico, a la vez que les servía como entrenamiento.

Ya anteriormente, en los años treinta, en la época de plenitud del Real Oviedo, que destacaba con su Delantera Eléctrica, con ocasión de los partidos ligueros que los oviedistas tenían que disputar a domicilio en la Ciudad Condal, se trasladaron a lugares como Gerona. Justo antes del choque del 22 de marzo de 1936 con el RCD Español en Sarriá, el equipo carbayón llegó a embarcar desde el puerto barcelonés en el vapor correo para jugar un encuentro en Palma de Mallorca. Dada la fama de que gozaba el Real Oviedo, no faltaban lugares dispuestos a aprovechar la oportunidad que suponía, teniéndolos tan cerca, poder ver en acción a quienes, como Lángara por encima de todos, eran ídolos en el panorama nacional.

Así fue como, puesto que el domingo 27 de enero de 1952 el Real Oviedo jugaba en Badalona el partido correspondiente a la jornada número veinte del Campeonato Nacional de Liga de 2.ª División de aquella temporada, tres días antes tuvo lugar un encuentro entre el Manresa —que militaba entonces en una dura 3.ª División interprovincial— y el Real Oviedo. En el campo manresano de El Pujolet, los carbayones ganaron por cuatro goles a siete (4-3 al descanso). Jugaron por parte asturiana Caso, Campitos, Diestro, Celaya, Pacheco, Agustín, Riestra, Sará, Antonio Durán, Salaverry y Areta. También intervinieron durante el encuentro Ramón Durán, Lanza y Falín. De los que habían jugado el domingo anterior en Liga descansaron Toni, Miguel, Parajón y Callejo, también desplazados.

De camino a Oviedo, el martes 29 la expedición hizo parada en Zaragoza para disputar un encuentro amistoso con el principal equipo local. En ese partido, disputado en el campo de Torrero, los oviedistas derrotaron al Real Zaragoza por un contundente cero a seis.

Ese partido sería el último de su primera etapa como futbolista del Real Oviedo del delantero Luis Alberto Rojo Parajón. En pleno viaje de regreso iba a surgir la noticia de que los dirigentes del Real Oviedo y de la UD Las Palmas habían llegado a un acuerdo para su marcha a tierras canarias para enrolarse en las filas de la UD Las Palmas, entonces en 1.ª División. Desde la capital aragonesa el canterano azul, que tenía entonces 20 años, pondría rumbo a Madrid para después incorporarse al equipo amarillo, con quien firmó un contrato por tres temporadas. Hacía un año y medio del fallecimiento de Carlos Tartiere, a quien se le atribuía la frase de que el Real Oviedo no vendía sino que solo compraba, pronunciada al rechazar una suculenta oferta recibida por algún futbolista del conjunto carbayón. Sin Tartiere y su respaldo económico, las cosas habían cambiado en la casa azul y las necesidades obligarían a traspasar jugadores. Parajón fue el primero.

Pocos años después, con motivo del viaje del Real Oviedo a Sabadell para jugar el 2 de diciembre de 1956 (jornada número trece de aquel campeonato liguero de 2.ª División) se iba a repetir la situación de jugar un amistoso en Manresa.

En la Creu Alta de Sabadell el conjunto arlequinado venció por un concluyente seis a cero en una negra tarde de los oviedistas, que jugaron parte del encuentro en inferioridad numérica al tener que abandonar el campo Alvarito tras sufrir una rotura de menisco. Esa baja por lesión hizo que el entrenador, Eduardo Toba, reclamase a Jesús Trío Zabala para que se desplazase desde Oviedo hasta Cataluña y se uniese al grupo, una elección extraña por cuanto siendo la baja a cubrir la de un defensa como Alvarito, el sustituto era un delantero. Además Zabala, que se había incorporado al plantel al inicio de la campaña, no había jugado ningún partido en lo que se llevaba disputado de temporada.

A los tres días de la goleada recibida en Sabadell, es decir el día 5, empataron sin goles frente al Manresa en un choque amistoso por el que el club ovetense percibió 5 000 pesetas. El equipo local estaba firmando la mejor campaña de su historia. Lograría terminar primero y estuvo muy cerca de lograr el ascenso a 2.ª División, posibilidad que se le escapó en la fase de promoción. La formación oviedista aquella tarde la compusieron Caldentey, Toni, Sagrado, Falín, Sport III, Ferrer, Chus Herrera, Aloy, Zabala, Alvedro y Rojas. Gantes, Laurín y Castro también disputaron minutos, mientras que Lalo, que completaba la expedición, no participó.

En esa ocasión, de camino a Asturias se hizo parada en tierras vascas, concretamente en Sestao. Allí se aprovechó que ese fin de semana no se disputaban partidos de Liga para jugar el Sestao-Real Oviedo, correspondiente a la jornada número diecinueve y previsto para el 20 de enero del año siguiente. Se jugó de sábado y el resultado final fue de empate a un gol.

Llama la atención que en Sestao, tratándose de un partido oficial, volvió a jugar Trío Zabala, en lo que supuso su debut como oviedista. Y además fue el autor del único gol de su equipo. Y resulta sorprendente también que este Zabala (en la historia del conjunto de la Capital del Principado hay varios), hermano de quien años después sería entrenador del conjunto azul Nando Yosu, no volvió a jugar y causó baja en la entidad unas pocas semanas más tarde.

Ahora, en el regreso a Manresa casi setenta años después, a diferencia de lo sucedido entonces, se jugará un partido de Copa del Rey y el escenario será distinto, ya que el partido se disputará en el Nou Congost en vez de en el viejo campo de El Pujolet, el cual aparece en la fotografía que ilustra este texto.

CONSEJO DE HISTORIA