El Real Oviedo cayó por la mínima en su visita a Villarreal en un encuentro marcado por la expulsión que condicionó todo el desarrollo del encuentro. Las de Andrea Suárez, que hasta el minuto 23 estaban ejecutando su plan con orden y personalidad, se quedaron con una futbolista menos tras la roja directa a Marina Martín. A partir de ahí, todo se complicó.
Hasta la expulsión, el equipo carbayón se mostró sólido y bien plantado, defendiendo en un bloque medio bajo con líneas juntas que incomodaban a las amarillas, incapaces de generar ocasiones claras. Incluso el conjunto ovetense dispuso de tres buenas llegadas para adelantarse, con ocasiones de Vera, Sheila y una falta en la que Andrea estuvo cerca de sorprender a Montserrat Quesada.
Pese a la inferioridad numérica, las carbayonas se marcharon al descanso con buenas sensaciones, sabiendo que podían sacar algo positivo del José Manuel Llaneza si mantenían la concentración y el esfuerzo. El Villarreal, por su parte, comenzó a mover el balón con más ritmo en la segunda mitad, aumentando la exigencia física y mental sobre las visitantes.
El gol de las de Jordi Ferriols llegó tras un centro lateral que encontró rematadora en el segundo palo, donde Alexia no perdonó e hizo el 1-0. Las ovetenses intentaron reaccionar, pero sus salidas a campo rival fueron cada vez más esporádicas, aunque llegaron a generar dos saques de esquina en los minutos finales que pudieron haber cambiado el destino del partido. Derrota con sabor amargo por las circunstancias, pero también con margen para el orgullo. Las de Andrea Suárez demostraron carácter y compromiso pese a la adversidad. Ahora, a pensar en el Real Betis.