Hay hitos que trascienden las estadísticas. Momentos que marcan una época y que reflejan el trabajo silencioso, constante y ambicioso de un grupo que ha sabido crecer unido. El Real Oviedo Vetusta ha protagonizado en el último año y medio una de las gestas más memorables de su historia reciente: 427 días sin conocer la derrota, una racha que quedará grabada para siempre en el recuerdo del oviedismo.
Una serie irrepetible rumbo al ascenso
Bajo la dirección de Roberto Aguirre, el filial azul encadenó más de un año de imbatibilidad en liga, un periodo en el que el equipo mostró solidez, madurez competitiva y una identidad marcada por el compromiso colectivo. Esta trayectoria no solo supuso una exhibición futbolística, sino que fue clave para culminar en un ascenso histórico a Segunda RFEF.
En esa temporada para el recuerdo, el Vetusta únicamente cayó derrotado en una ocasión: la jornada 2 ante el CD Covadonga (1-0), el 14 de septiembre de 2024. A partir de ahí, el equipo construyó una racha imponente que se convirtió en ejemplo de consistencia y ambición, y que finalizó con el ascenso de categoría a falta de varias jornadas.
Un inicio brillante en la nueva categoría
Ya en Segunda RFEF, lejos de relajarse, el Vetusta mantuvo el nivel competitivo que le llevó a lo más alto. El inicio de campaña fue sobresaliente, consolidando al filial entre los equipos más fiables y reconocibles del Grupo I.
El invicto se extendió hasta la semana pasada, 15 de noviembre de 2025, cuando el Vetusta cayó por la mínima (0-1) ante la UD Ourense, poniendo fin a una serie que, más que un número, es un reflejo de la capacidad, el esfuerzo y el crecimiento de un equipo que ha sabido competir como un bloque.
Un filial que mira al futuro con ambición
Actualmente, el Real Oviedo Vetusta ocupa la tercera posición del Grupo I de Segunda RFEF, plenamente inmerso en la pelea por los puestos altos y manteniendo intactas las señas de identidad que han guiado su evolución.
El mérito de esta trayectoria pertenece a todos los integrantes del equipo: jugadores que han dado un paso adelante, un cuerpo técnico que ha transmitido confianza y exigencia desde el primer día, y una estructura de cantera que continúa demostrando el talento y la competitividad que nacen en El Requexón.