Tal día como pasado mañana, un 16 de junio, en 1934, los cinco delanteros titulares del Real Oviedo, que conformaban la llamada delantera eléctrica, marcaron un gol cada uno en el partido que la selección asturiana disputó contra la mexicana en El Molinón.
El Real Oviedo, uno de los equipos más potentes de España, había terminado esa temporada en el tercer puesto en la clasificación de Primera División, y era la base de la selección asturiana. De los catorce jugadores convocados para el partido contra México, nueve pertenecían al Real Oviedo.
El combinado mexicano había viajado a Europa para jugarse a un partido, en Roma, contra Estados Unidos, el pase a la fase final de la Copa del Mundo de 1934. Dicho partido se celebró el 24 de mayo y fueron los estadounidenses quienes lograron la clasificación para la fase final del Mundial, por lo que la selección mexicana decidió programar varios partidos amistosos en Europa antes de regresar a América.
Aquel 16 de junio, la selección asturiana presentó en el once titular siete jugadores del Real Oviedo; Sirio, Chus, Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín. En esa época podía jugar con la selección asturiana cualquier futbolista que tuviese ficha con un equipo de la región, independientemente del lugar de nacimiento del jugador.
Asturias venció por el resultado de 5-2, y los cinco goles fueron marcados por los delanteros del Real Oviedo; Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín, integrantes de la famosa delantera eléctrica que tanto dio que hablar en toda España.
A raíz de dicho encuentro, uno de los componentes de la selección mexicana, Carlos Laviada, ficharía por el Real Oviedo y se convertiría así en el primer jugador extranjero de la
