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Cuando el Real Madrid probó su medicina en Buenavista

Dos goles de Rivas y uno de Carlos le dieron la victoria al Real Oviedo frente al equipo que lideraba la Liga

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El Real Madrid se ha caracterizado desde hace muchos años por sus épicas remontadas y por sus goles decisivos en los últimos suspiros de los partidos, pero en 1995, tal día como hoy, fue el equipo matritense quien perdió en las postrimerías del encuentro de Liga que disputó en el estadio Carlos Tartiere de Buenavista frente al Real Oviedo.

El 14 de mayo de aquel año, el Real Oviedo recibía en su feudo al Real Madrid para enfrentarse en la trigésima tercera jornada del Campeonato Nacional de Liga de Primera División.

El entrenador del Real Oviedo, Radomir Antić, alineó el siguiente once titular: Mora, Armando, Cristóbal, Rivas, Jerkan, Sietes, Berto, Prosinečki, Jokanović, Maqueda, Oli. En el minuto 73 Carlos sustituyó a Maqueda. Y en el 79 Manel remplazó a Armando.

La alineación inicial del Real Madrid, que llegaba como líder destacado en la clasificación y cuyo entrenador era Jorge Valdano, fue la siguiente: Buyo, Chendo, Sanchís, Hierro, Lasa, Amavisca, Michael Laudrup, Luis Enrique, Martín Vázquez, Redondo, Zamorano. En el minuto 63 Sandro sustituyó a Michael Laudrup. Y Raúl entró por Luis Enrique en el minuto 70.

Al descanso se llegó con el resultado de 1-1. Rivas había marcado para el Real Oviedo y Hierro para el Real Madrid. En la segunda parte Rivas volvió a marcar y de ese modo el equipo asturiano tomaba ventaja en el marcador. El 2-2 lo hizo Luis Enrique.

Cuando el partido había llegado ya al minuto 88, Carlos, mermado por una lesión que arrastraba y que llevaba menos de un cuarto de hora en el terreno de juego, marcaba el gol que suponía el 3-2, resultado que sería definitivo.

Henchido de satisfacción, Carlos corrió, se subió a una de las vallas que separaban al público del terreno de juego y allí se sentó, en una imagen que se ha convertido en una de las más icónicas del oviedismo.

Era su centésimo gol en Primera División y supuso una épica victoria in extremis para el Real Oviedo, que aquel día del pasado siglo le dio al Real Madrid a probar una dosis de la medicina de cuya receta es desde antaño destacado maestro apotecario.