Hola a todos,
Quiero a través de esta carta agradecer al Real Oviedo, con todo lo que la institución implica (equipo, empleados, directiva y afición) el cariño recibido por mí y por toda mi familia de otra gran familia, la azul, en estos duros momentos.
El Real Oviedo fue una de las grandes pasiones de mi padre. Era socio desde el año 1950, y era ya el número 80 de la entidad. Como podréis comprender, el club estaba muy ligado a su vida, y eso fue algo que supo transmitir a su familia.
A lo largo de tantos años vio pasar grandes equipos, disfrutó del partido ante el Génova y se emocionó como tantos otros el día que el Real Oviedo saltó al campo para enfrentarse al Mosconia. Se recorrió media España siguiendo a nuestro equipo y, vehemente como era, más de una vez se fue del Tartiere enfadado con el equipo perdiendo y, al llegar a casa, mi madre le informaba de que habíamos remontado.
Es curioso, pero la noche antes de dejarnos, vino a casa mi hermano Fernando, que acababa de comprar por Internet unos cromos de la plantilla del Oviedo del año 1975. Mi padre, que andaba muy nervioso, estuvo viéndolos un rato y, por unos momentos, se olvidó de todo.
El pasado domingo celebrábamos su 70 cumpleaños. Y estuvimos hablando de la posibilidad de que sus tres nietas saltaran este domingo a hacerse la foto con el equipo. Lo harán aún con más orgullo si cabe, estrenando unos trajes que compramos en la fiesta del 82 aniversario. Para la familia Zuazua no existe más equipo que el Real Oviedo.
Cuando bajamos a Tercera, siempre me decía que no lo volvería a ver en Primera. Yo trataba de convencerle de que estaba muy equivocado. Y estoy convencido de que lo sigue estando. Porque desde ahí arriba no se perderá un partido del Oviedo, porque nuestro equipo levantará cabeza muy pronto, y volverá a ser el que era, pero, sobre todo, porque el cielo es hoy un poquito más azul. Azul carbayón.
Pedro Zuazua, hijo del fallecido, y su familia.
