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Tropiezo en Valladolid

El Real Oviedo no logró sumar (3-1) con posesión pero sin acierto en las áreas, ante 2.000 oviedistas desplazados

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El Real Oviedo se marchó de vacío en Valladolid, a pesar de se mantuvo vivo hasta prácticamente el descuento. Con un solo cambio en la alineación por la ausencia del sancionado Carlos Hernández, Johannesson entró en la alineación formando en la derecha. 

Comenzó el partido con un primer acercamiento oviedista, de botas de Aarón Ñíguez, y la respuesta del Valladolid llegó a balón parado cuando corrían tres minutos de partido. A balón parado Deivid anotaba el primero para el cojunto pucelano, y el Real Oviedo volvía a ir a remolque. Con el paso de los minutos el conjunto de Juan Antonio Anquela aumentaba la posesión y encerraba al Real Valladolid, pero no lograba crear peligro claro. A balón parado llegaron las ocasiones más claras de los azules, con un remate de Christian Fernández que la defensa envió a córner, y otro despeje de la zaga local cuando, en lanzamiento de falta de Saúl, Mossa esperaba en el segundo palo. Folch tuvo la última de los primeros cuarenta y cinco minutos enviando el remate por encima del larguero.

En la segunda el Real Oviedo mejoró, y Linares remataba de cabeza, demasiado forzado en el área, un centro de Aarón. Entraba Pucko en lugar de Cotugno tratando de sumar más en ataque, y a pesar de mantener en todo momento el control del balón, el conjunto oviedista no lograba llegar con claridad. De nuevo Aarón remató en el área, encimado por los defensas, y atrapó el meta local. Entraba Yeboah en lugar de Saúl para refrescar el ataque, y cuando más llegaba el Real Oviedo aparecía Mata en un remate a balón parado para poner el dos a cero a favor del conjunto pucelano. Con quince minutos por delante, el equipo de Anquela no se arrugó y Steven, que debutó saliendo desde el banquillo, daba un pase para que Linares recortara diferencias y aún se pudiera luchar por el empate. El conjunto oviedista volcado en ataque, y el Real Valladolid que sentenció con el tres a uno definitivo obra de Míchel.

Lo mejor de la tarde, los 2.000 aficionados oviedistas desplazados que despidieron a los suyos con aplausos, a pesar de no haber podido disfrutar de sumar al menos un empate para prolongar la buena racha de dos victorias consecutivas en las últimas jornadas.