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SOCIAL

Por todo y ante todo; amigos

Rodri e Iván nos acercan una historia de superación, lucha y amistad, en la que el Real Oviedo juega una parte importante de la misma

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La historia de Rodri e Iván es una de esas de las que te dejan marcado cuando la conoces. Dos amigos, de Lugones, que compartieron colegio, instituto, infinidad de momentos y muchas tardes de Tartiere.

Iván, 23 años, residente en Lugones, amante del fútbol y del golf, oviedista de nacimiento e ingeniero informático de profesión. Rodri, 24 años, residente en Vitoria, militar, muy de los veranos en su pueblo de León, viajero y paciente de ELA.

Todo comienza en el año 2000, en el colegio La Ería de Lugones, allí nuestros dos protagonistas coinciden por primera vez. Año a año, curso a curso, Iván y Rodri van fraguando una bonita amistad, de infinidad de momentos y anécdotas, que no hacen otra cosa que fortalecer su relación. Iván sigue a su Real Oviedo, mientras que Rodri solo practica fútbol, sin decantarse claramente por uno u otro equipo. Pero llegó la temporada 2014/15, y el Carlos Tartiere entró en juego.

En el feudo oviedista los dos amigos, aprovechando que disponen de un carnet que otro de los del grupo no utiliza, viven grandes tardes, cantando los goles de Linares, celebrando las asistencias de Susaeta y viendo como Héctor Font hace levantar al público oviedista de su sitio con sus magistrales clases de fútbol. En ese momento Rodri empieza a sentir un gusto especial por el conjunto de la capital del Principado.

Los caminos de Iván y Rodri se “separan” cuando este último comienza a formarse para ser militar y viaja por las distintas academias de España para completar las pruebas de acceso. Pese a la distancia, los dos amigos mantienen el contacto y siguen muy pendientes el uno del otro, fruto de la fructífera amistad que les une.

En 2020, en medio de la pandemia, unas pruebas realizadas a Rodri le diagnostican ELA, un golpe duro para todos los que le quieren y conocen, pero que no impide que sus amigos se vuelquen con él y comiencen a hacer planes juntos para animar y mostrarle su apoyo al joven asturiano.

En la actualidad, después de un año y medio de la detección de su enfermedad, Rodri carece de movilidad y vive en permanente conexión con un respirador. Y es en este punto cuando el Real Oviedo vuelve a entrar en juego. Como en aquellas tardes en el Carlos Tartiere, Iván quiere volver a ver a su Real Oviedo a lado de su amigo Rodri, y se pone manos a la obra para lograrlo.

Aprovechando el encuentro en Miranda, a tan solo media hora del lugar de residencia de Rodri, ambos amigos, con la inestimable colaboración del Mirandés, se desplazan a Anduva para presenciar el choque de su equipo, que le entrega a Rodri una camiseta con su nombre, y cumple el deseo de Iván de volver a ver en directo al Real Oviedo.

La historia de Rodri e Iván da visibilidad a la ELA, una enfermedad que parece estar tan lejos de la mayoría de las personas, pero que forma parte de nuestra sociedad. Rodri, ejemplo de superación, nos hace concienciarnos sobre esta enfermedad, de la que apoyamos su lucha,esperando que pronto se encuentre una cura para ella.