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Ánimo Darigol

No hay mucho que decir cuando los hechos sobrepasan cualquier palabra. Y esta tarde en el Carlos Tartiere se vivió una situación sobrecogedora...

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No hay mucho que decir cuando los hechos sobrepasan cualquier palabra. Y esta tarde en el Carlos Tartiere se vivió una situación sobrecogedora difícilmente explicable.
En el minuto 61, saltaba al campo en partido oficial, tras siete meses apartado por lesión, Darío Aliaga, nuestro Darigol, en sustitución de Nacho García. La ovación, como se esperaba, atronadora. Se recuperaba un gran jugador, gran persona y gran amigo. La sonrisa más amable del vestuario azul volvía a su casa y la afición lo recibía como merecía.
Quince minutos después, Darío, solo ante el portero del Zalla, Juanes, intentaba driblarle y empujar el balón a gol, con el aliento de todos y cada uno de los espectadores animándole para conseguirlo. Pero la mala suerte, otra vez, se cebó con Darío, que se quedó trabado y no pudo rematar.
Caído en el suelo, un escalofrío recorrió todo el Tartiere cuando era reclamada la presencia del fisioterapeuta para atenderle. Barreto acudió y tras asistirle unos momentos, salieron los dos del terreno.
Darío salía por su propio pie y todo parecía normal, quizá el susto, un golpe, algo normal. Pero Darío se retiró a vestuarios y salió en su lugar Diego Cervero.

Pero el mazazo llegó cuando en la Sala de Prensa el médico del Real Oviedo, Manuel Rodríguez, diagnosticaba con casi total seguridad, a falta de las pruebas definitivas, la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha del jugador.

Atónitos desde ese momento, sólo queremos enviar a Darío y a su madre, presente en el Tartiere esta tarde, un enorme abrazo de toda la familia oviedista. Todos os apoyamos.